Confía en el hecho de porque esta dicha cada palabra

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Hystericman

Pruebas irrefutables de que Hystericman existe y no es un invento. Hace muchos años, Freud inventó una palabra con la que los hombres iban a empezar a torturarnos: ¡Sos una histérica!, gritaban ante la más mínima pavadita. Pues bien, ahora los histéricos son ellos. Hystericman vive, respira y camina por la calle. Dice que sí pero que no, que no pero que sí, un poco pero no tanto, mmm… sí… mmm… no sé… mmm… vemos qué onda, te invita a tomar algo pero nunca concreta, pasa un fin de semana con vos y al otro ni siquiera te contesta los cinco mensajes que le dejás en el celular, viene cuando quiere, se va cuando se le canta, es confuso, contradictorio y te adora y te ignora en idénticas proporciones. Nunca te agarra del todo y nunca te suelta del todo, por las dudas. Para colmo, tiene la capacidad de mutar, con lo cual no es fácil identificarlos a simple vista, aunque después de dos o tres conversaciones una ya puede dar un diagnóstico más que acertado: ese bombón que viene caminando hacia nosotras con esa sonrisa que nos mata es un Hystericman con todas las de la ley. Lo muestra un caso real, estudiado y analizado hasta el hartazgo: Tuvieron una historia un tiempo atrás. Dejaron de verse. De pronto, ups, te lo volvés a encontrar. X aparece rendido a tus pies, se pone nervioso, se la pasa alegándote: que estás hermosa, que qué lindo te queda el pelo, que qué divino ese pantalón. Te persigue, se acerca, te mira la boca mientras te habla. Su frase predilecta es: “A nosotros nos quedó una cuenta pendiente”. Te la repite cada vez que se ven, te llama para decírtela, te la deja grabada en el contestador, te la manda a decir por conocidos en común, pero nunca se decide. Un día tomás coraje, tomás de más y le decís: “Ok, cerremos esta historia. Concretemos de una vez…”. Ahí Hystericman se pone verde cual Increíble Hulk, recula, retrocede y empieza con una cantidad de excusas incomprensibles: mmm… sí… mmm… pero… mmm, no sé… no puedo/no debo/no quiero, sos maravillosa, me volvés loco, sos inteligente, linda y buena… pero NO. Lo mirás con furia y te das media vuelta para irte. Desaparecés un tiempo, hasta que X vuelva a la carga… Te llama, se ven, se dejan de ver, te busca, te ignora, te vuelve a llamar… y así, por los siglos de los siglos… Hystericman ama que lo amen. Y la realidad, mal que te pese, es que contra él no puede ni la kriptonita ni los villanos ni las cruces… lo único que realmente logra derribarlo (avivate nena!) es que de una vez por todas dejes de mirarlo. Solo ahí, Hystericman se desintegra y desaparece para siempre. (SI! QUE DESAPAREZCA!)

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